El trabajo de un gestor de proyectos consiste en llevar un proyecto desde su concepción hasta su finalización, garantizando al mismo tiempo que se satisfacen las necesidades y deseos del cliente y que el equipo cumple los plazos. Esto requiere mucha planificación y ejecución.
Además, encontrar a la persona adecuada para el puesto puede ser toda una tarea, ya que la función de gestión de proyectos requiere un conjunto de aptitudes específicas y muy solicitadas.
Tanto si busca un buen candidato para ocupar un puesto de gestión de proyectos como si quiere convertirse usted mismo en un gestor de proyectos cualificado, aquí tiene algunos rasgos importantes que debe tener en cuenta.
Para establecer plazos realistas y ajustarse al presupuesto de cada proyecto, un gestor de proyectos debe ser una máquina bien engrasada y organizada. Llevar a cabo un proyecto de principio a fin de forma organizada y competente suele implicar la capacidad de utilizar las herramientas adecuadas para fijar objetivos e hitos, así como programar reuniones y asignar tareas.
Como en cualquier otra función, la comunicación es importante. Sin embargo, para un gestor de proyectos es primordial contar con excelentes dotes de comunicación. Su función es canalizar la información tanto para el cliente como para la empresa a medida que avanza el proyecto. Un gestor de proyectos debe ser capaz de gestionar las expectativas tanto dentro de su equipo como cuando consulta con un cliente. Comunicarse de forma honesta y respetuosa no deja lugar a malas interpretaciones y fomenta las buenas relaciones laborales.
Un buen gestor de proyectos es también un buen líder; alguien capaz de dirigir a las personas con eficacia. Mantenerse al día del nivel de productividad de su equipo en un proyecto en curso, así como tener claro qué debe priorizarse y cuál es la mejor forma de gestionar el tiempo, requiere un verdadero liderazgo.
Los líderes de éxito pueden delegar tareas cómodamente, seguir los progresos de su equipo, exigirles responsabilidades e incluso compartir el mérito por un trabajo bien hecho.
Como gestor de proyectos, hay que ser capaz de ver y tener en cuenta infinitas posibilidades. Planificar con antelación significa tener en cuenta los posibles escollos y las revisiones necesarias. De este modo, cuando se produzcan, el proyecto no se retrasará. Al ser suficientemente previsor, un gestor de proyectos puede anticiparse y evitar errores antes de que puedan paralizar un proyecto.
Para que cualquier proyecto tenga éxito, es esencial que el director del proyecto sienta pasión por su desarrollo. Quien carezca de empuje no podrá motivar adecuadamente a su equipo para que cumpla los plazos y alcance nuevos niveles de innovación. Al tener un interés en la empresa, es probable que un gestor de proyectos cualificado invierta en el resultado de sus proyectos y tenga más probabilidades de prosperar gracias a ello.
Los que disfrutan ayudando a los demás sienten naturalmente impulso y pasión por su trabajo porque quieren que les vaya bien.
Los contratiempos son inevitables en cualquier proyecto. Un gestor de proyectos experto es capaz de resolver rápidamente un problema antes de que tenga un efecto dominó y haga que todo el proyecto se retrase. Los buenos solucionadores de problemas son creativos y no temen pasar a la acción.
Cuando las cosas no salen según lo previsto o un proyecto se enfrenta a una fecha límite, un gestor de proyectos experimentado es capaz de mantener la calma bajo presión. Este rasgo es vital para que los proyectos lleguen a buen puerto. Mantener la compostura cuando se afronta una situación difícil, ya sea con un cliente o un fallo en el desarrollo, permite que las cosas vuelvan a su cauce rápidamente.
Parte del trabajo de un gestor de proyectos consiste en supervisar a su equipo durante un proyecto. Para inspirar a sus compañeros a dar lo mejor de sí mismos, un gestor de proyectos tiene que ser un formador de equipos eficaz. La creación de equipos suele implicar mostrar compasión cuando es necesario y cultivar un entorno en el que todos sientan que pueden acercarse a ti y hacerte preguntas.
Cuando su equipo se siente cómodo haciendo preguntas mientras trabaja en una tarea, es menos probable que cometa errores que haya que corregir más adelante. Fomentar este tipo de participación y ofrecer comentarios útiles y positivos agiliza los proyectos.
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